Por Ingrid León
México es un país con una historia compleja y diversa, que ha atravesado por diferentes etapas políticas, sociales y económicas. Desde la época colonial hasta la actualidad, México ha experimentado procesos de independencia, revolución, reforma, modernización y globalización, que han configurado su identidad nacional y su papel en el mundo. Sin embargo, también ha enfrentado desafíos y problemas como la desigualdad, la pobreza, la violencia, la corrupción y la dependencia externa, que han limitado su desarrollo y su democracia.
Desde una perspectiva de centro izquierda, se puede analizar el contexto histórico-económico de México como una lucha entre dos proyectos opuestos: el neoliberalismo y el nacionalismo popular. El neoliberalismo es una ideología que promueve la libre competencia, el libre mercado, la privatización, la desregulación y la reducción del Estado. El nacionalismo popular es una ideología que defiende la soberanía nacional, el Estado social, la intervención pública y la redistribución de la riqueza. Estos dos proyectos han entrado en conflicto a lo largo de la historia de México, generando tensiones y transformaciones en su estructura económica y social.
¿Qué es el neoliberalismo?
El neoliberalismo como ya se mencionó, es una corriente de pensamiento económico que surgió en el siglo XX como una reacción al intervencionismo estatal y al Estado de bienestar que predominaron después de la Segunda Guerra Mundial. El neoliberalismo se basa en los principios del liberalismo clásico, que defiende la libertad individual, el derecho de propiedad y el contrato social. Sin embargo, el neoliberalismo radicaliza estos principios y los aplica a todos los ámbitos de la vida social, política y cultural. Así, el neoliberalismo propone que el mercado sea el mecanismo óptimo para asignar los recursos y regular las relaciones humanas, y que el Estado se limite a garantizar el orden jurídico y la seguridad nacional.
El neoliberalismo se difundió a nivel mundial a partir de los años setenta y ochenta del siglo pasado, impulsado por organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y la Organización Mundial del Comercio (OMC), así como por gobiernos e intelectuales influyentes como Ronald Reagan en Estados Unidos y Margaret Thatcher en Reino Unido. El neoliberalismo se presentó como una solución a las crisis económicas y sociales que afectaban a muchos países, especialmente a los del Tercer Mundo. Se planteó un conjunto de medidas conocidas como el Consenso de Washington, que incluían la estabilización macroeconómica, la apertura comercial, la liberalización financiera, la privatización de empresas públicas, la reforma fiscal, la flexibilización laboral y la reducción del gasto social.
¿Funcionó o no el sistema neoliberal en México?
México adoptó el modelo neoliberal a partir de los años ochenta del siglo pasado, bajo los gobiernos del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó al país desde 1929 hasta 2000. El PRI había implementado previamente un modelo de desarrollo estabilizador, basado en la sustitución de importaciones, el proteccionismo comercial, el control cambiario, la inversión pública y el pacto social con los sectores obrero y campesino. Este modelo permitió un crecimiento económico sostenido y una relativa estabilidad política durante varias décadas, pero también generó problemas como el déficit fiscal, la inflación, el endeudamiento externo, la dependencia tecnológica y la concentración del ingreso.
El cambio al modelo neoliberal se produjo como respuesta a la crisis económica que estalló en 1982, cuando México declaró la moratoria de su deuda externa y sufrió una fuerte devaluación de su moneda. El gobierno de Miguel de la Madrid (1982-1988) inició el proceso de ajuste estructural, siguiendo las recomendaciones del FMI y el BM, que condicionaron el otorgamiento de créditos a la aplicación de reformas neoliberales. El gobierno de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) profundizó el proceso de reforma neoliberal, privatizando más de mil empresas públicas, firmando el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con Estados Unidos y Canadá, y modificando el artículo 27 constitucional, que garantizaba la propiedad social de la tierra. El gobierno de Ernesto Zedillo (1994-2000) continuó con el programa neoliberal, enfrentando la crisis financiera de 1994-1995, conocida como el "error de diciembre", que provocó una nueva devaluación del peso y una recesión económica.
El balance del sistema neoliberal en México es controvertido. Por un lado, se puede reconocer que el neoliberalismo logró algunos avances como la estabilidad macroeconómica, la integración al mercado mundial, la modernización de la infraestructura, la diversificación de las exportaciones, el aumento de la inversión extranjera directa, la ampliación del sector financiero y la transición política hacia la alternancia y el pluralismo. Por otro lado, se puede criticar que el neoliberalismo también generó graves consecuencias como el estancamiento del crecimiento económico, el aumento de la pobreza y la desigualdad, la precarización del empleo y los salarios, el deterioro del medio ambiente, la pérdida de soberanía nacional, el debilitamiento del Estado social, la corrupción y la impunidad, la violencia y la inseguridad, y el descontento y la movilización social.
¿Aún existe neoliberalismo en México?
El neoliberalismo en México ha entrado en una fase de crisis y cuestionamiento desde principios del siglo XXI. El fracaso del proyecto neoliberal se evidenció con la llegada al poder del Partido Acción Nacional (PAN), que gobernó al país desde 2000 hasta 2012. El PAN se presentó como una opción democrática y moderna frente al autoritarismo y el clientelismo del PRI, pero no logró cumplir con las expectativas de cambio y progreso que despertó en la sociedad. Los gobiernos de Vicente Fox (2000-2006) y Felipe Calderón (2006-2012) mantuvieron la orientación neoliberal de sus antecesores, pero no pudieron resolver los problemas estructurales del país ni enfrentar los nuevos desafíos que surgieron como el auge del narcotráfico, la violación de los derechos humanos, la crisis alimentaria y energética, y la crisis financiera global.
El desgaste del neoliberalismo en México se reflejó también en el surgimiento y consolidación de una oposición política y social de izquierda, encabezada por Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien fue candidato presidencial en 2006, 2012 y 2018. AMLO ha sido un crítico feroz del neoliberalismo, al que ha calificado como "la política económica más inhumana que se haya aplicado en la historia". AMLO ha propuesto un proyecto alternativo al neoliberalismo, basado en los principios de "primero los pobres", "no robar", "no mentir" y "no traicionar". AMLO ha planteado una serie de medidas para revertir las reformas neoliberales y recuperar el papel del Estado como promotor del desarrollo nacional. Entre estas medidas se encuentran: cancelar la reforma energética que abrió el sector a la inversión privada; revertir la reforma educativa que impuso una evaluación punitiva a los maestros; cancelar el proyecto del nuevo aeropuerto internacional de México; construir una refinería petrolera; aumentar los programas sociales para los sectores más vulnerables; combatir la corrupción y la impunidad; crear una guardia nacional para garantizar la seguridad pública; renegociar el TLCAN con Estados Unidos y Canadá; fortalecer las relaciones con América Latina y el Caribe; y convocar a una asamblea constituyente para refundar al país.
En 2018, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ganó las elecciones presidenciales con la promesa de transformar el país y acabar con el neoliberalismo. Su proyecto se denomina la Cuarta Transformación (4T), en referencia a las tres anteriores etapas históricas de cambio en México: la Independencia, la Reforma y la Revolución. La 4T plantea una serie de medidas para fortalecer el Estado, combatir la corrupción, redistribuir la riqueza, recuperar la soberanía nacional y garantizar los derechos sociales.
El poder económico ¿Podría considerarse como un cuarto poder?
El poder económico es la capacidad de influir en las decisiones políticas, sociales y culturales de un país mediante el control de los recursos financieros, materiales y humanos. En México, el poder económico ha sido históricamente un factor determinante en el desarrollo y la estabilidad del país, así como en la configuración de su sistema democrático.
El poder económico se puede ejercer de diversas formas, como por ejemplo:
- Financiando campañas electorales o partidos políticos, lo que puede condicionar el comportamiento de los candidatos y los representantes públicos.
- Presionando a los medios de comunicación para que difundan o silencien ciertas informaciones, opiniones o críticas, lo que puede afectar a la opinión pública y a la libertad de expresión.
- Participando en organismos internacionales o regionales que establecen normas o acuerdos comerciales, financieros o ambientales, lo que puede beneficiar o perjudicar a determinados sectores o intereses nacionales.
- Generando empleo, inversión o innovación, lo que puede contribuir al crecimiento económico, al bienestar social y al desarrollo sustentable.
El poder económico se puede considerar como un cuarto poder en México porque tiene una gran influencia en los otros tres poderes del Estado: el ejecutivo, el legislativo y el judicial. Algunos ejemplos de esta influencia son:
- El ejecutivo: El poder económico puede incidir en la definición y ejecución de las políticas públicas, así como en la designación de los funcionarios clave del gobierno. También puede negociar con el gobierno beneficios fiscales, subsidios, contratos o concesiones.
- El legislativo: El poder económico puede intervenir en la elaboración y aprobación de las leyes, así como en la fiscalización y rendición de cuentas de las autoridades. También puede promover o bloquear reformas estructurales o legislativas que afecten a sus intereses.
- El judicial: El poder económico puede influir en la impartición y administración de justicia, así como en la protección y defensa de sus derechos e intereses. También puede recurrir a mecanismos legales o extralegales para evadir o impugnar las resoluciones judiciales.
El poder económico es un cuarto poder en México porque tiene una capacidad real de incidir en las decisiones que afectan al país y a su población. Sin embargo, este poder no está sujeto a los mismos controles y equilibrios que los otros poderes del Estado, lo que puede generar desequilibrios, abusos o corrupción. Por ello, es necesario fortalecer la transparencia, la rendición de cuentas y la participación ciudadana para garantizar que el poder económico se ejerza de forma responsable y democrática.
El poder económico es la capacidad de influir en las decisiones políticas, sociales y culturales de una sociedad mediante el control de los recursos financieros. Es un poder invisible pero omnipresente, ya que no se manifiesta directamente en las instituciones públicas, sino que opera a través de redes de influencia, lobby, medios de comunicación, grupos de presión y otros mecanismos que condicionan la agenda pública y la opinión pública.
En el marco jurídico mexicano, el poder económico no está regulado de forma adecuada, lo que genera desequilibrios y distorsiones en el sistema democrático. Por un lado, existe una falta de transparencia y rendición de cuentas sobre el origen y destino de los recursos que financian las campañas electorales, lo que favorece la corrupción y el clientelismo. Por otro lado, existe una concentración de la propiedad y el control de los medios de comunicación en pocas manos, lo que limita la pluralidad y la diversidad de las voces e informaciones que circulan en el espacio público.
Estas situaciones afectan negativamente a la calidad de la democracia, ya que impiden que los ciudadanos ejerzan su derecho a la información, a la participación y al control de sus representantes. Además, generan una brecha entre los intereses de las élites económicas y los intereses de la mayoría social, lo que provoca desigualdad, exclusión y conflictividad.
Por ello, es necesario analizar y debatir sobre el papel del poder económico en la sociedad mexicana, así como proponer medidas para regularlo y democratizarlo. Algunas posibles acciones son: fortalecer los mecanismos de fiscalización y sanción del financiamiento político; promover una reforma constitucional que garantice el derecho a la comunicación y el acceso a medios públicos, comunitarios y alternativos; impulsar una ley de medios que fomente la competencia, la diversidad y la independencia editorial; y crear espacios de participación ciudadana que permitan incidir en las políticas públicas y en el control social del poder.
Y para terminar me gustaría expresar que la regulación del poder económico en México es un tema complejo y polémico que ha generado diversos debates y propuestas a lo largo de la historia. El poder económico se refiere a la capacidad de influir en las decisiones políticas, sociales y culturales a través del control de los recursos financieros, productivos y comerciales. En México, el poder económico ha estado concentrado en unas pocas manos, lo que ha provocado desigualdad, pobreza, corrupción y violencia.
En esta administración de centro izquierda se ha planteado la necesidad de transformar el modelo económico y social del país, mediante una mayor intervención del Estado en la economía, la redistribución de la riqueza, el combate a la corrupción y la defensa de la soberanía nacional. Sin embargo, estas medidas han enfrentado la resistencia y el rechazo de los grupos de poder económico, que han acusado al gobierno de autoritario, populista e irresponsable.
¿Qué camino podría tomar México para lograr una regulación efectiva y democrática del poder económico? Algunas posibles alternativas son:
- Fortalecer el marco legal e institucional que regula las actividades económicas, para evitar abusos, monopolios, evasión fiscal y prácticas desleales.
- Promover una mayor participación social y ciudadana en la definición y el seguimiento de las políticas públicas, para garantizar la transparencia, la rendición de cuentas y el control social.
- Impulsar el desarrollo de sectores estratégicos como la energía, la educación, la salud, la ciencia y la tecnología, para diversificar la economía, generar empleo y aumentar la competitividad.
- Fomentar una mayor integración regional y una cooperación internacional basada en el respeto mutuo, la solidaridad y el beneficio compartido, para enfrentar los retos globales como el cambio climático, la migración y la seguridad.
Estas son solo algunas ideas que podrían contribuir a construir un México más justo, equitativo y democrático, donde el poder económico esté al servicio del bien común y no de unos pocos privilegiados.
Referencias
Neoliberalismo, utopías y financiamiento en México
Las reformas estructurales y neoliberalismo
Las polémicas reformas de la 4T
Los dos años del inicio de la 4T
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