La ultraderecha y el neoliberalismo latinoamericano

Por Ingrid León

La ultraderecha latinoamericana: un fenómeno político que desafía la democracia y los derechos humanos

En los últimos años, hemos sido testigos del ascenso de la extrema derecha en América Latina, un movimiento político caracterizado por el nacionalismo extremo, el rechazo a la diversidad, el discurso de odio y el autoritarismo. Algunos de sus representantes más destacados incluyen a Javier Milei de Argentina, María Fernanda Cabal de Colombia, Jair Bolsonaro de Brasil, Guillermo Lasso de Ecuador, José Antonio Castro de Chile, Steve Bannon y Donald Trump de Estados Unidos y el partido fascista Vox en España.

Estos líderes y partidos comparten una visión conservadora y neoliberal de la sociedad, defienden los intereses de las élites económicas, promueven el libre mercado sin regulación ni protección social y se oponen a cualquier forma de intervención estatal o participación popular. Asimismo, se alinean con una agenda moral, cuestionando los derechos de las mujeres, personas LGBTIQ+, pueblos indígenas, inmigrantes y afrodescendientes, y promoviendo valores religiosos fundamentalistas.

Ha logrado atraer el apoyo de sectores de la sociedad insatisfechos con las condiciones económicas, sociales y políticas de sus países, que se han visto afectados por la crisis sanitaria del COVID-19, la corrupción, la violencia, la desigualdad y la pobreza. Estos sectores ven en la extrema derecha una alternativa de cambio, orden, seguridad y recuperación nacional. Sin embargo, esta elección tiene un alto precio para la democracia y los derechos humanos, ya que la extrema derecha propone soluciones simplistas, populistas y demagógicas basadas en el uso de la fuerza, el autoritarismo, el militarismo, el racismo, el machismo y la xenofobia.


La extrema derecha latinoamericana ha tenido algunos éxitos electorales, como la victoria de Bolsonaro en Brasil en 2018, la victoria de Lasso en Ecuador en 2021 y las victorias de Vox en España en 2019 y 2020. Sin embargo, también enfrenta fracasos y resistencias, como la derrota de Trump en Estados Unidos en 2020 y el revés de Castor en Chile o el de Milei y Cabal en Argentina y Colombia en 2021. Estas derrotas y resistencias demuestran que hay una parte importante de la ciudadanía que no se deja seducir por el discurso de odio y violencia de la ultraderecha, y que apuesta por una política más inclusiva, participativa y solidaria. Es un fenómeno político que no podemos ignorar ni subestimar. Es una amenaza para la democracia y los derechos humanos en nuestra región y en el mundo. Por eso, es necesario que desde todos los ámbitos sociales nos movilicemos para defender los valores democráticos, la diversidad, el diálogo y la paz. Solo así podremos construir sociedades más justas, equitativas y sostenibles.

La relación entre la ultraderecha latinoamericana y el neoliberalismo es un tema complejo y polémico que ha generado numerosos debates y controversias. En este artículo, intentaré realizar un análisis de esta relación, basándome en algunos conceptos teóricos y en dos ejemplos concretos: el caso de Brasil y el de Colombia.

El neoliberalismo se puede definir como una doctrina económica y política que defiende la primacía del mercado, la reducción del Estado, la liberalización del comercio y las finanzas, y la privatización de los servicios públicos. El neoliberalismo se asocia a menudo con el capitalismo globalizado y con el Consenso de Washington, un conjunto de políticas impulsadas por organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial o la Organización Mundial del Comercio.`

La ultraderecha, por su parte, se puede entender como una corriente política que defiende valores conservadores, nacionalistas, autoritarios y anticomunistas. La ultraderecha se opone al progresismo, al multiculturalismo, a los derechos humanos y a la democracia participativa. La ultraderecha suele recurrir al populismo, al discurso del odio, a la manipulación mediática y a la violencia para ganar adeptos y deslegitimar a sus adversarios.

¿Qué relación existe entre la ultraderecha latinoamericana y el neoliberalismo? A primera vista, podríamos pensar que se trata de dos proyectos antagónicos, pues el neoliberalismo promueve la apertura económica y la integración regional, mientras que la ultraderecha defiende el proteccionismo y el aislamiento nacional. Sin embargo, esta contradicción es más aparente que real, pues ambos proyectos comparten una visión elitista, excluyente y antidemocrática de la sociedad.

Un ejemplo de esta relación es el caso de Brasil, donde el presidente Jair Bolsonaro ha combinado un discurso ultraderechista con una agenda neoliberal. Bolsonaro ha expresado su admiración por la dictadura militar que gobernó el país entre 1964 y 1985, ha atacado a los movimientos sociales, a las minorías étnicas, a las mujeres y a la comunidad LGTBIQ+, y ha negado la gravedad de la pandemia del COVID-19. Al mismo tiempo, Bolsonaro ha impulsado reformas económicas que han favorecido a los sectores más ricos y poderosos del país, como la reforma laboral, la reforma previsional o la privatización de empresas estatales.

Otro ejemplo es el caso de Colombia, donde el expresidente Álvaro Uribe ha sido el líder indiscutible de la ultraderecha durante las últimas dos décadas. Uribe se caracterizó por su política de seguridad democrática, que consistió en una guerra frontal contra las guerrillas de izquierda, pero que también implicó graves violaciones de los derechos humanos, como los falsos positivos o las interceptaciones ilegales. Uribe también fue un fiel aliado de Estados Unidos y un defensor del libre mercado, lo que le valió el apoyo de los empresarios y los medios de comunicación.

Estos dos ejemplos muestran cómo la ultraderecha latinoamericana y el neoliberalismo han establecido una alianza estratégica para mantener sus privilegios e intereses frente a las demandas sociales por una mayor justicia e igualdad. Esta alianza representa una amenaza para la democracia, la soberanía y el desarrollo de los países de la región. Por eso, es necesario construir alternativas políticas que pongan en el centro los derechos humanos, la participación ciudadana y la solidaridad entre los pueblos.

Si esta tendencia llega al poder o se consolida en el poder, podemos esperar un escenario de mayor polarización social, violencia política, deterioro ambiental e inestabilidad económica. Un caso hipotético situado en Argentina sería el siguiente: si Mauricio Macri hubiera ganado las elecciones presidenciales de 2019 con el apoyo de sectores ultraderechistas como Juntos por el Cambio o Vox España, habría continuado con su política neoliberal que generó una profunda recesión económica, un aumento del endeudamiento externo, una pérdida del poder adquisitivo de los salarios y una caída del consumo interno. Además, habría endurecido su discurso contra el kirchnerismo, el peronismo, el feminismo, el movimiento de derechos humanos y los pueblos originarios, acusándolos de ser enemigos de la patria, del progreso y de la libertad. Habría reprimido las protestas sociales con fuerzas de seguridad y grupos paramilitares, y habría intentado modificar la Constitución para perpetuarse en el poder.

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